Semblanza del Protector de los Pueblos Libres
En su niñez y primera juventud Artigas tomó contacto y vivió muy de cerca la realidad y los trabajos del hombre de campo de la Banda Oriental. Mas tarde pasó algunos años dedicado a la compra y matanza de haciendas para comerciar con cueros, astas y la crin, muy buscadas por los acaparadores europeos debido a sus bajos precios. Innumerables veces recorría la campaña llegando incluso hasta las Misiones para conseguir la hacienda para su comercio. Esto le permitió conocer como pocos los secretos de su tierra demostrando un coraje y una inteligencia que fueron creando su ascendiente sobre los peones, gauchos y la indiada charrúa que habitaba esos desolados parajes.
Los dueños de estancias de la Banda Oriental estaban muy alterados por la violencia e impunidad con que las distintas bandas de contrabandistas portugueses, indios charrúas o minuanes y gauchos alzados asolaban las haciendas, poniendo en peligro la propiedad e incluso la vida de los insipientes ganaderos. Era muy común que, previa venia de los Gobernadores, salieran partidas reclutadas por los hacendados con sus hijos, vecinos, peones y esclavos a dar batidas para terminar con el vandalaje. El joven José Gervasio destacó por su bravura y habilidad con el caballo, el lazo y las boleadoras y esto llegó a oídos de las autoridades de Montevideo que lo animaron a seguir una carrera militar, a lo que finalmente accedió antes de que finalizara el siglo XVIII. Es así que convertido en oficial de milicias, consagra su vida y esfuerzos a la protección de la campaña Oriental.
Félix de Azara era un militar, ingeniero y naturalista español. En 1777 España y Portugal firman el tratado de San Ildefonso que fijaba las fronteras de sus posesiones de América del Sur. La corona española, preocupada por los avances portugueses en la zona, elige a Azara para formar parte de los comisarios encargados de delimitar con precisión las fronteras del nuevo mundo y parte para Sudamérica con esta misión que le demandaría cuatro lustros de su vida.
Sus primeros años en el nuevo continente lo pasa en Paraguay esperando por las autoridades lusitanas que no tenían ningún apuro por fijar los límites acordados. Es allí donde comienza sus investigaciones de la fauna y flora paraguayas y toma invaluables notas para los que serían mas tarde sus libros de observaciones científicas donde describe mas de cuatrocientas especies animales, de las cuales la mitad eran desconocidas hasta la fecha.
Mas tarde, sobre fines de siglo, marcha hacia la Banda Oriental para fundar poblaciones en la frontera con el territorio portugués. A este fin se le nombra Comandante General de la Campaña y se le adjunta al oficial de blandengues José Gervasio Artigas como su ayudante para darle el apoyo requerido por las circunstancias.
Ambos hombres profundizan y afianzan una relación de mutua confianza y admiración en esos años y Artigas nutre su pensamiento con las nobles ideas del naturalista que lo acerca a las nuevas ideas humanistas que germinan en Europa. Esta es la clave para entender el origen del ideario de Artigas y su profunda vocación por la independencia y el humanismo.
Años después la carrera del caudillo continúa en ascenso. Combate al invasor inglés en los primeros años del mil ochocientos con sin igual destreza sacando a relucir valiosos dotes militares. En esta gesta, entre otros, conoce y traba amistad con Fulgencio Yegros quien luego sería héroe de la independencia del Paraguay.
El año de 1811 fue el mas importante en la vida del caudillo y de toda la América del Sur ya que los acontecimientos se precipitaban uno tras otro con vértigo: los ejércitos de Napoleón ocupaban toda Europa, tanto en España como en América el pueblo se reunía en Juntas de Gobierno que se decían fieles a Fernando VII, por mas que muchos ya manifestaban su voluntad de emanciparse de la corona.
Artigas renunció al Cuerpo de Blandengues de Montevideo y fue a ofrecer sus servicios a los mandamases de la Junta de Buenos Aires.
A partir de ahí la revolución encendió las praderas orientales. Artigas tomó el mando de los patriotas y venció a los españoles en la batalla de Las Piedras. Esta victoria sobre los realistas fue el primer revés importante de España en las colonias. A la batalla le siguió un sitio a Montevideo por las fuerzas de Artigas y Rondeau, enviado por Buenos Aires para colaborar con el jefe oriental.
En los años siguientes intervienen los portugueses. La Junta Grande llega a un acuerdo con ellos y Artigas, disgustado con los porteños por el acuerdo, reúne sus tropas y se retira al norte del Uruguay. Enarbola la bandera del federalismo y es aclamado y seguido como Jefe por las Provincias Unidas. Después vendrán años duros, de combates desiguales contra los brasileros, contra los porteños. El caudillo hace un desesperado intento por revertir la situación pero es traicionado inclusive por uno de sus lugartenientes, Francisco Ramírez, caudillo entrerriano que pacta con los unitarios bonaerenses. Artigas no puede perdonar esta traición y reacciona atacando a su antiguo oficial con el que mantuvo una serie de batallas hasta que al final, diezmado su ejército y su flota, se retira al Paso del Boquerón en el Paraná.
Solo lo siguen sus fieles, restos de su imponente ejército de otros tiempos. La heterogénea tropa está compuesta por poquísimos oficiales, muchos negros entre los que destaca su fiel Ancina, muchos indios que reconocían en el General al líder que necesitaban para sacudirse el yugo que los tenía sojuzgados. Los últimos días pasados en el campamento de Las Tunas de la Candelaria, cerca de Boquerón, son de una actividad inusitada. La aureola que acompaña al gran hombre trasciende las fronteras y al corazón mismo de la selva misionera le llegan varias propuestas a las que Artigas no da oportunidad. Sus fieles amigos le proponen seguir la guerra aceptando el ofrecimiento de los caciques chaqueños que ponen a su disposición sus guerreros y sus escasos recursos y el General se niega a ofrendar la vida de tan nobles aliados en una lucha tan desigual. Los Estados Unidos de América le proponen un retiro seguro y confortable y aún los brasileros le ofrecen asilo en Río de Janeiro. A todo esto el caudillo oriental dirá que no.
Artigas se desprende de sus últimos dineros que envío a sus oficiales presos en la cárcel lusitana de la Isla das Cobras y se dirige hacia la Picada Brava para cruzar el Paraná por el Paso del Boquerón el 5 de septiembre de 1820. El indomable General Oriental juega su última carta en pro de sus ideas federalistas. Tenía que interesar a Gaspar de Francia, dictador perpetuo del Paraguay, en la guerra que había entablado contra el centralismo porteño y el imperialismo brasilero. No desconocía la hostilidad del doctor Francia para con su persona y su causa. Confiaba en que su entrañable amigo Fulgencio Yegros intercedería en su favor. No sabía que Yegros estaba prisionero en las mazmorras del dictador después de un intento de derrocarlo el viernes santo del mismo año. Artigas fue hecho prisionero por Francia al llegar a territorio paraguayo y fue enviado con fuertes medidas de seguridad a Asunción donde fue recluido e incomunicado en el Convento de la Merced.
Gaspar de Francia nunca respondió a sus pedidos de audiencia. A los pocos meses lo envió a un lejano pueblo en la frontera con el Brasil: San Isidro Labrador de Curuguaty.
En este rincón alejado se le dio un rancho donde vivir y unas tierras para trabajar lo cual hizo con empeño. Llevó durante años una vida sencilla ayudando y socorriendo con lo producido por la tierra a cuantos solicitaron su auxilio. Se convirtió en un padre de los pobres. Así como antes los gauchos lo rodeaban y lo seguían a las batallas, la gente sencilla del pueblo lo buscaba para pedirle consejo y amparo. El se mostró solícito con todos, ayudaba a todo aquel que se lo pidiera sin hacer distinciones. El destino decidió que al hombre grande de grandes ideales se le fueran cerrando las porteras una tras otra, pero tal vez, en esa patria chica a la que fue confinado y donde abdicó de su lanza y envainó para siempre el sable de su independencia, encontró la verdadera razón de su existencia. Cansado de batallar contra la injusticia y la opresión de su pueblo puso en práctica su ideal ayudando a la gente sencilla y encontró la paz anhelada. Prueba de ello es que el gobierno del Uruguay mandó en varias ocasiones mensajeros para pedirle que volviera, incluido su hijo, a lo cual el caudillo contestó siempre que no.....
domingo, 25 de julio de 2010
José Gervasio Artigas
jueves, 8 de julio de 2010
Redes sociales para lindos?
La globalización y en particular uno de sus sostenes mas conspicuos, la Internet, ha provocado un cambio profundo en las sociedades. Todavía se discute si esta virtual democratización de la información tendrá efectos positivos sobre la sociedad que de alguna manera ha ido modificando sus bases y cambiando su forma de relacionamiento a impulsos de los nuevos intereses de los individuos.
Según José Fernández Dols, profesor de sicología social de la Universidad Autónoma de Madrid, hasta principios del siglo XX había tres clases de elites (la financiera, la militar y la política), andando el siglo se le unió una cuarta clase fomentada seguramente por Hollywood y el modelo del “star system” norteamericano: la de las estrellas, personas que son famosas no a causa de sus méritos sino por una especie de círculo vicioso que los hace populares sin exhibir mayores cualidades o apenas resaltando un pequeño rasgo de su personalidad o su físico. Esta nueva categoría de estrellas ha contaminado a las otras tres. Según Fernández Dols “ya no se exige al profesional que posea determinadas cualidades intelectuales o que se comporte de un modo éticamente válido, sino que se le pide que se convierta en una estrella. Da igual que sea un abogado, un cirujano o un arquitecto: ya no se valora su historial sino que se repara sólo en su relevancia mediática”.
Los medios de comunicación y sobre todo el marketing ha puesto su ojo sobre las nuevas herramientas que han surgido en la llamada Web 2.0 que concretamente integran al individuo a la red global ya que pasa de ser un mero espectador a ser convocado para participar en blogs, wikis y redes sociales. Estas últimas ya alcanzaron su apogeo con la muy difundida Facebook en la cual, si uno es adolescente, no puede quedar fuera a riesgo de ser considerado un paria de la sociedad.
El fenómeno mediático del que hablábamos mas arriba bombardea todos los estratos sociales y provoca distorsiones perjudiciales a las que habrá que buscar alguna solución. Los modelos impuestos por los medios son muy difíciles de imitar ya que muestran a personas jóvenes y ricas, en muchas ocasiones únicas y con talentos elegidos arbitrariamente (por ejemplo jugadores de fútbol, bailarinas, modelos, etc.) y con trayectorias cortas en las que han conseguido grandes recompensas sin demasiado esfuerzo o por lo menos en muy poco tiempo. Este modelo es el que quieren imitar gran parte de los adolescentes, y como es una tarea imposible genera grandes frustraciones y una sensación de continua insatisfacción. Ahí es donde las redes sociales como Facebook ejercen el papel de catalizador acercando a los jóvenes un medio para alcanzar el estrellato o el reconocimiento de su grupo y aún mas allá en poco tiempo y casi sin esfuerzo, fomentando al mismo tiempo el costado narcisista de las personalidades.
La vida se ha convertido en un reality show y todos queremos mostrar lo felices, guapos y afortunados que somos en la vidriera digital. Han surgido como hongos grupos de reencuentro, afinidades, temas globales etc.
Las agencias de marketing, actuando rápidamente, se han adueñado y están conduciendo los distintos esfuerzos. Para ello están introduciendo una de sus herramientas favoritas: la segmentación. Es así que las redes sociales se han ido fragmentando según gustos, intereses, estatus social y hasta rasgos de belleza. La nueva tendencia es hacia las redes sociales exclusivas que están ganando popularidad con un cuidado especial de la privacidad de sus integrantes y relaciones fiables a partir de intereses en común. De paso se les ofrece distintos servicios y productos de lujo.
La mayoría de estas redes se rige por un estricto sistema de admisiones por invitación, que puede incluir en el formulario de inscripción referencias al estatus de la ocupación, contactos y educación. Por ejemplo los organizadores de la red para lindos Beatifulpeople recomiendan enviar fotografías en las que el solicitante salga con "buena apariencia" para elevar las posibilidades de ser aceptado.
Estos sitios de elite, donde se ofertan y buscan yates, autos carísimos, se discute sobre viajes exóticos, y se recomiendan abogados y cirugías estéticas, son el área de más rápido crecimiento entre las redes sociales en el último año.
Algunas de las más famosas:
Según José Fernández Dols, profesor de sicología social de la Universidad Autónoma de Madrid, hasta principios del siglo XX había tres clases de elites (la financiera, la militar y la política), andando el siglo se le unió una cuarta clase fomentada seguramente por Hollywood y el modelo del “star system” norteamericano: la de las estrellas, personas que son famosas no a causa de sus méritos sino por una especie de círculo vicioso que los hace populares sin exhibir mayores cualidades o apenas resaltando un pequeño rasgo de su personalidad o su físico. Esta nueva categoría de estrellas ha contaminado a las otras tres. Según Fernández Dols “ya no se exige al profesional que posea determinadas cualidades intelectuales o que se comporte de un modo éticamente válido, sino que se le pide que se convierta en una estrella. Da igual que sea un abogado, un cirujano o un arquitecto: ya no se valora su historial sino que se repara sólo en su relevancia mediática”.
Los medios de comunicación y sobre todo el marketing ha puesto su ojo sobre las nuevas herramientas que han surgido en la llamada Web 2.0 que concretamente integran al individuo a la red global ya que pasa de ser un mero espectador a ser convocado para participar en blogs, wikis y redes sociales. Estas últimas ya alcanzaron su apogeo con la muy difundida Facebook en la cual, si uno es adolescente, no puede quedar fuera a riesgo de ser considerado un paria de la sociedad.
El fenómeno mediático del que hablábamos mas arriba bombardea todos los estratos sociales y provoca distorsiones perjudiciales a las que habrá que buscar alguna solución. Los modelos impuestos por los medios son muy difíciles de imitar ya que muestran a personas jóvenes y ricas, en muchas ocasiones únicas y con talentos elegidos arbitrariamente (por ejemplo jugadores de fútbol, bailarinas, modelos, etc.) y con trayectorias cortas en las que han conseguido grandes recompensas sin demasiado esfuerzo o por lo menos en muy poco tiempo. Este modelo es el que quieren imitar gran parte de los adolescentes, y como es una tarea imposible genera grandes frustraciones y una sensación de continua insatisfacción. Ahí es donde las redes sociales como Facebook ejercen el papel de catalizador acercando a los jóvenes un medio para alcanzar el estrellato o el reconocimiento de su grupo y aún mas allá en poco tiempo y casi sin esfuerzo, fomentando al mismo tiempo el costado narcisista de las personalidades.
La vida se ha convertido en un reality show y todos queremos mostrar lo felices, guapos y afortunados que somos en la vidriera digital. Han surgido como hongos grupos de reencuentro, afinidades, temas globales etc.
Las agencias de marketing, actuando rápidamente, se han adueñado y están conduciendo los distintos esfuerzos. Para ello están introduciendo una de sus herramientas favoritas: la segmentación. Es así que las redes sociales se han ido fragmentando según gustos, intereses, estatus social y hasta rasgos de belleza. La nueva tendencia es hacia las redes sociales exclusivas que están ganando popularidad con un cuidado especial de la privacidad de sus integrantes y relaciones fiables a partir de intereses en común. De paso se les ofrece distintos servicios y productos de lujo.
La mayoría de estas redes se rige por un estricto sistema de admisiones por invitación, que puede incluir en el formulario de inscripción referencias al estatus de la ocupación, contactos y educación. Por ejemplo los organizadores de la red para lindos Beatifulpeople recomiendan enviar fotografías en las que el solicitante salga con "buena apariencia" para elevar las posibilidades de ser aceptado.
Estos sitios de elite, donde se ofertan y buscan yates, autos carísimos, se discute sobre viajes exóticos, y se recomiendan abogados y cirugías estéticas, son el área de más rápido crecimiento entre las redes sociales en el último año.
Algunas de las más famosas:
- aSmallWorld: sólo con la invitación de un miembro activo, apenas supera los 300 mil usuarios, entre ellos Naomi Campbell, Ivanka Trump y el Príncipe Félix de Luxemburgo.
- Beatifulpeople: selecta red en la cual el postulante para ingresar debe ser considerado “lindo” ya que no admiten feos ni feas según el criterio de los administradores. Como ejemplo esta red borró a principio de año a mas de 5.000 usuarios por “engordar” en las fiestas navideñas y perder su figura.
- Diamond Lounge: club privado online para aquellos que buscan una alternativa exclusiva y sofisticada para conocer gente y buscar pareja.
- Squa.re: plataforma de tv online con contenidos generados por la comunidad con el lujo y el estilo de vida como tópicos excluyentes. Personas sociables, trendsetters e incluso empresas pueden obtener su canal propio.
- Cosmo Circle: comunidad online diseñada para cosmopolitas open mind interesados en conectarse gente afín y cultivar amistades alrededor del mundo.
- Luxury Ratings: sitio donde sólo sus miembros pueden ponderar, enviar sus reseñas y compartir información sobre productos y servicios de alta gama.
- Quintessentially: estricta admisión, aunque cualquiera puede completar el formulario, siempre que cumpla los términos y condiciones del sitio. Hay que pagar.
- Send Louis Vuitton: una aplicación de Facebook para enviar regalos virtuales de la marca de lujo.
- Fame Game, una red social al estilo warholiano que invita a reinventar la fama a través de su listado de las fiestas de moda.
domingo, 4 de julio de 2010
Ese milagro llamado URUGUAY
¿Qué tiene el destino que vuelca, cada tantos años, su cuerno de la abundancia hacia este pequeño país del cono sur de América?
¿Existen razones históricas, psicológicas o espirituales que permiten que Uruguay vuelva una y otra vez a asombrar al concierto de naciones futboleras?
¿Por qué en un país de tan solo 3 millones y medio de habitantes, con una sola ciudad principal, cuyos habitantes tienden a ser de hábitos moderados y donde se enaltece la humildad como si fuera el mas preciado de los valores del ser humano, se entrevera con los grandes, con los poderosos y flamea su bandera en un podio donde nadie lo esperaba?
Reconocemos que este análisis se hace a porteriori, con el diario del lunes, porque a nadie en su sano juicio se le ocurre pensar que este país, a quien el destino le deparó un contorno geográfico semejante a un corazón, pudiera haber llegado nunca a obtener los triunfos que ha obtenido.
Intentemos abrir un camino que nos de claridad, para ello vamos a hacer un inventario de los hechos mas salientes del deporte en nuestro país. La Asociación Uruguaya de Fútbol nació el 30 de marzo de 1900 producto del impulso de innumerables clubes en donde los orientales, sin distinción de clases sociales, palpitan ya la intensa emoción de correr tras de una pelota. Ya en 1891 se habían fundado los clubes Albion y CURCC, localizado en el pueblo Peñarol y donde sus jugadores surgen mayoritariamente de entre los obreros del ferrocarril, por esa época dirigido por los ingleses. El 14 de mayo de 1899 surge el Club Nacional de Football, con su núcleo fundacional perteneciente a la Universidad de la República. Observen ustedes esa amalgama social que apoya nuestra afirmación de que el fútbol, desde su primer momento, arraigó en todas las clases sociales despertando la pasión incontenible.
Avanza el siglo XX y en todos los campitos de todos los barrios hay una pelota corriendo. En todas las calles, contra las paredes y en los cordones, hay una pelota picando. Por esa época comienzan los duelos rioplatenses donde el honor de cada partido se confunde con el honor de la Patria, donde vestir los colores de la camiseta nacional se convierte en un privilegio anhelado por muchos. Ahí es donde comienza a forjarse la mística nacional. El Uruguay, pequeño país de compromiso impulsado por la diplomacia inglesa y avalado por la acuciante necesidad de finalizar las interminables guerras entre las Provincias Unidas y el imperio Brasileño, que no tuvo siquiera delegados propios en las reuniones de la Convención Preliminar de Paz en donde se selló su independencia, tuvo que aprender a sobrevivir entre dos gigantes que amenazaban asfixiarlo. Así las desiguales batallas en las que los orientales con gran osadía y valor indomable hacían temblar al poderío centralista de Buenos Aires o al todopoderoso Imperio del Brasil de principios del siglo XIX se convirtieron en los albores del siglo XX en partidos de fútbol que rememoraban los épicos enfrentamientos de cien años atrás. Así en 1903 Nacional, que había salido bicampeón del torneo local, enfrentó y ganó en Buenos Aires al combinado argentino, obteniendo el primer triunfo internacional del fútbol uruguayo.
Los triunfos continuaron. El continente entero enmudecería cuando Uruguay gana la primera edición de la Copa América en 1916 derrotando en la final a la selección Argentina. Ya el continente quedaba chico para la decisión y calidad técnica de los celestes, y Europa quedó deslumbrada aplaudiendo de pié las memorables conquistas olímpicas de 1924 y 1928. Hasta ese momento el resto del mundo del fútbol desconocía e ignoraba al continente americano, fue tal el deslumbramiento por la calidad demostrada por Uruguay que fue elegida como sede para el primer mundial de fútbol que se disputó en el año 1930. Conocida es la historia en que Uruguay gana este primer torneo mundial en una memorable final en la que vence a la Argentina por 4 a 2 y se convierte en la primera potencia a nivel mundial del fútbol.
Llega 1950 y el estadio de Maracaná y todo el pueblo brasileño enmudece y es testigo de una hazaña que vuelve a la celeste a los primeros sitiales del fútbol mundial. Uruguay gana la final del campeonato al dueño de casa que confiado en la calidad de sus jugadores ya había festejado de antemano. El Maracanazo, como se conoce la dramática victoria conseguida en base a una gallardía y un coraje que excede lo imaginable, se convierte en un de los momentos más dramáticos de la historia del fútbol mundial. Los uruguayos son la viva expresión de la frase que mucho tiempo después aparecerá en los países que nunca consiguieron un logro a nivel deportivo e intentan impulsar a sus jugadores: SI SE PUEDE. Tal es el convencimiento que los escasos habitantes del pequeño país sudamericano se transforman traicionando su natural modestia y humildad al no festejar segundos puestos. El peso de la historia se hace insoportable, cada jugador que viste la camiseta celeste se siente impulsado a los más altos logros, nadie parece estar dispuesto a disculpar malas performances ni festejar segundos puestos.
A nivel de clubes la gloria del país se extiende a lo ancho del mundo. Se ganan Copas Libertadores, Copas Intercontinentales e importantes torneos internacionales donde los exitosos clubes uruguayos son llamados para jerarquizarlos.
En total el seleccionado uruguayo ganó dos torneos olímpicos que adquieren jerarquía de mundiales ya que estos todavía no se disputaban, dos Copas del Mundo, catorce Copas Américas (convirtiéndose en el país americano que más ha ganado). El último triunfo importante a nivel mundial se logra conquistando el cuarto puesto en el Mundial de México de 1970. A partir de ahí comienza a gestarse el fútbol empresa y este gran cambio desacomoda las estructuras del deporte uruguayo que sin dudas comienza a sentir la desventaja de no tener grandes recursos. Comienza la emigración de jugadores y salvo el pequeño chispazo que constituyó la Copa de Oro de 1980 que Uruguay organizó y ganó, invitando a todos las selecciones que integraban el selecto grupo de países campeones, el fútbol uruguayo no encuentra la manera de recomponer filas. Después de la decepcionante actuación en el mundial de Alemania 1974 pasan dos citas mundialistas en las que Uruguay no clasifica. Si bien la década del ’80 fue auspiciosa para los clubes y se consiguen importantes distinciones a nivel mundial, la selección sigue enfrentada a problemas insolubles que terminan minando la moral del otrora indomable pueblo oriental. Las nuevas generaciones están cansadas de las derrotas, escuchan hablar a sus mayores de glorias que ellos desconocen cuando en los últimos veinte años el seleccionado a pesar de todos los esfuerzos se estaciona en un quinto puesto a nivel americano, disputando casi siempre un repechaje ya sea con Australia o Costa Rica, usufructuando ese medio lugar con que la FIFA ofende al multilaureado fútbol sudamericano.
¿Puede el globalizado mundo moderno apagar la llama del fútbol uruguayo? Los que no conocen el temperamento de los pocos y callados habitantes de esta región del mundo podrían suponerlo. Pero los que toman el pulso diariamente a los uruguayos saben que cada niño que nace trae puesta la camiseta de Nacional o Peñarol, que cada padre sueña con salvar su situación económica con los goles que convertirá dentro de unos años su aún pequeño bebe de brazos que terminará seguramente jugando en las grandes mecas donde los poderosos amasan fortunas incalculables en los estadios de fútbol. El fútbol se respira a cada paso, en cada rincón del Uruguay y lo que es más importante está vinculado indisolublemente con la gloria. Así como no se puede tapar el sol con un dedo, como la vida invencible se abre paso en esa brizna de hierba que nace entre las piedras en un ambiente desértico donde no están dadas las condiciones para que sobreviva, así el fútbol uruguayo reaparece después de tantos años en el Mundial de Sudáfrica 2010 asombrando al mundo y despertando sentimientos encontrados en la mayoría de las naciones donde una desconcertante pregunta queda en los labios de la gente sin que se atrevan a verbalizarla…¿Por qué ellos pueden??
Uruguay está entre los cuatro primeros del concierto mundial y no sabemos a lo que puede llegar. Afuera están Argentina, Brasil e Italia. Contra los planes de todo el mundo, contra las apuestas del más entusiasta seguidor del deporte del balón pié, el pequeño gigante sudamericano se cuela y se convierte en el convidado de piedra que se adueña de la fiesta… parece seguir el mandato de la historia que inmortalizara el Poeta de la Patria en sus inspirados versos: Levántate valiente, levántate a reinar que de rey tienes, el corazón y la guerrera frente!!!
¿Existen razones históricas, psicológicas o espirituales que permiten que Uruguay vuelva una y otra vez a asombrar al concierto de naciones futboleras?
¿Por qué en un país de tan solo 3 millones y medio de habitantes, con una sola ciudad principal, cuyos habitantes tienden a ser de hábitos moderados y donde se enaltece la humildad como si fuera el mas preciado de los valores del ser humano, se entrevera con los grandes, con los poderosos y flamea su bandera en un podio donde nadie lo esperaba?
Reconocemos que este análisis se hace a porteriori, con el diario del lunes, porque a nadie en su sano juicio se le ocurre pensar que este país, a quien el destino le deparó un contorno geográfico semejante a un corazón, pudiera haber llegado nunca a obtener los triunfos que ha obtenido.
Intentemos abrir un camino que nos de claridad, para ello vamos a hacer un inventario de los hechos mas salientes del deporte en nuestro país. La Asociación Uruguaya de Fútbol nació el 30 de marzo de 1900 producto del impulso de innumerables clubes en donde los orientales, sin distinción de clases sociales, palpitan ya la intensa emoción de correr tras de una pelota. Ya en 1891 se habían fundado los clubes Albion y CURCC, localizado en el pueblo Peñarol y donde sus jugadores surgen mayoritariamente de entre los obreros del ferrocarril, por esa época dirigido por los ingleses. El 14 de mayo de 1899 surge el Club Nacional de Football, con su núcleo fundacional perteneciente a la Universidad de la República. Observen ustedes esa amalgama social que apoya nuestra afirmación de que el fútbol, desde su primer momento, arraigó en todas las clases sociales despertando la pasión incontenible.
Avanza el siglo XX y en todos los campitos de todos los barrios hay una pelota corriendo. En todas las calles, contra las paredes y en los cordones, hay una pelota picando. Por esa época comienzan los duelos rioplatenses donde el honor de cada partido se confunde con el honor de la Patria, donde vestir los colores de la camiseta nacional se convierte en un privilegio anhelado por muchos. Ahí es donde comienza a forjarse la mística nacional. El Uruguay, pequeño país de compromiso impulsado por la diplomacia inglesa y avalado por la acuciante necesidad de finalizar las interminables guerras entre las Provincias Unidas y el imperio Brasileño, que no tuvo siquiera delegados propios en las reuniones de la Convención Preliminar de Paz en donde se selló su independencia, tuvo que aprender a sobrevivir entre dos gigantes que amenazaban asfixiarlo. Así las desiguales batallas en las que los orientales con gran osadía y valor indomable hacían temblar al poderío centralista de Buenos Aires o al todopoderoso Imperio del Brasil de principios del siglo XIX se convirtieron en los albores del siglo XX en partidos de fútbol que rememoraban los épicos enfrentamientos de cien años atrás. Así en 1903 Nacional, que había salido bicampeón del torneo local, enfrentó y ganó en Buenos Aires al combinado argentino, obteniendo el primer triunfo internacional del fútbol uruguayo.
Los triunfos continuaron. El continente entero enmudecería cuando Uruguay gana la primera edición de la Copa América en 1916 derrotando en la final a la selección Argentina. Ya el continente quedaba chico para la decisión y calidad técnica de los celestes, y Europa quedó deslumbrada aplaudiendo de pié las memorables conquistas olímpicas de 1924 y 1928. Hasta ese momento el resto del mundo del fútbol desconocía e ignoraba al continente americano, fue tal el deslumbramiento por la calidad demostrada por Uruguay que fue elegida como sede para el primer mundial de fútbol que se disputó en el año 1930. Conocida es la historia en que Uruguay gana este primer torneo mundial en una memorable final en la que vence a la Argentina por 4 a 2 y se convierte en la primera potencia a nivel mundial del fútbol.
Llega 1950 y el estadio de Maracaná y todo el pueblo brasileño enmudece y es testigo de una hazaña que vuelve a la celeste a los primeros sitiales del fútbol mundial. Uruguay gana la final del campeonato al dueño de casa que confiado en la calidad de sus jugadores ya había festejado de antemano. El Maracanazo, como se conoce la dramática victoria conseguida en base a una gallardía y un coraje que excede lo imaginable, se convierte en un de los momentos más dramáticos de la historia del fútbol mundial. Los uruguayos son la viva expresión de la frase que mucho tiempo después aparecerá en los países que nunca consiguieron un logro a nivel deportivo e intentan impulsar a sus jugadores: SI SE PUEDE. Tal es el convencimiento que los escasos habitantes del pequeño país sudamericano se transforman traicionando su natural modestia y humildad al no festejar segundos puestos. El peso de la historia se hace insoportable, cada jugador que viste la camiseta celeste se siente impulsado a los más altos logros, nadie parece estar dispuesto a disculpar malas performances ni festejar segundos puestos.
A nivel de clubes la gloria del país se extiende a lo ancho del mundo. Se ganan Copas Libertadores, Copas Intercontinentales e importantes torneos internacionales donde los exitosos clubes uruguayos son llamados para jerarquizarlos.
En total el seleccionado uruguayo ganó dos torneos olímpicos que adquieren jerarquía de mundiales ya que estos todavía no se disputaban, dos Copas del Mundo, catorce Copas Américas (convirtiéndose en el país americano que más ha ganado). El último triunfo importante a nivel mundial se logra conquistando el cuarto puesto en el Mundial de México de 1970. A partir de ahí comienza a gestarse el fútbol empresa y este gran cambio desacomoda las estructuras del deporte uruguayo que sin dudas comienza a sentir la desventaja de no tener grandes recursos. Comienza la emigración de jugadores y salvo el pequeño chispazo que constituyó la Copa de Oro de 1980 que Uruguay organizó y ganó, invitando a todos las selecciones que integraban el selecto grupo de países campeones, el fútbol uruguayo no encuentra la manera de recomponer filas. Después de la decepcionante actuación en el mundial de Alemania 1974 pasan dos citas mundialistas en las que Uruguay no clasifica. Si bien la década del ’80 fue auspiciosa para los clubes y se consiguen importantes distinciones a nivel mundial, la selección sigue enfrentada a problemas insolubles que terminan minando la moral del otrora indomable pueblo oriental. Las nuevas generaciones están cansadas de las derrotas, escuchan hablar a sus mayores de glorias que ellos desconocen cuando en los últimos veinte años el seleccionado a pesar de todos los esfuerzos se estaciona en un quinto puesto a nivel americano, disputando casi siempre un repechaje ya sea con Australia o Costa Rica, usufructuando ese medio lugar con que la FIFA ofende al multilaureado fútbol sudamericano.
¿Puede el globalizado mundo moderno apagar la llama del fútbol uruguayo? Los que no conocen el temperamento de los pocos y callados habitantes de esta región del mundo podrían suponerlo. Pero los que toman el pulso diariamente a los uruguayos saben que cada niño que nace trae puesta la camiseta de Nacional o Peñarol, que cada padre sueña con salvar su situación económica con los goles que convertirá dentro de unos años su aún pequeño bebe de brazos que terminará seguramente jugando en las grandes mecas donde los poderosos amasan fortunas incalculables en los estadios de fútbol. El fútbol se respira a cada paso, en cada rincón del Uruguay y lo que es más importante está vinculado indisolublemente con la gloria. Así como no se puede tapar el sol con un dedo, como la vida invencible se abre paso en esa brizna de hierba que nace entre las piedras en un ambiente desértico donde no están dadas las condiciones para que sobreviva, así el fútbol uruguayo reaparece después de tantos años en el Mundial de Sudáfrica 2010 asombrando al mundo y despertando sentimientos encontrados en la mayoría de las naciones donde una desconcertante pregunta queda en los labios de la gente sin que se atrevan a verbalizarla…¿Por qué ellos pueden??
Uruguay está entre los cuatro primeros del concierto mundial y no sabemos a lo que puede llegar. Afuera están Argentina, Brasil e Italia. Contra los planes de todo el mundo, contra las apuestas del más entusiasta seguidor del deporte del balón pié, el pequeño gigante sudamericano se cuela y se convierte en el convidado de piedra que se adueña de la fiesta… parece seguir el mandato de la historia que inmortalizara el Poeta de la Patria en sus inspirados versos: Levántate valiente, levántate a reinar que de rey tienes, el corazón y la guerrera frente!!!
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