miércoles, 4 de mayo de 2011

Salsipuedes - Genocidio de la nación Charrúa

   "Venía
     no se sabe de donde.
     Usaba vincha como el benteveo,
     y penacho como el cardenal. 
    Si no sabía de patrias sabía de querencias
  .............................................
                                
     No sabía reír ni sabía llorar;
     bramaba en la pelea como los pumas
     y moría sin ruido, cuando mucho
     con un temblor de plumas,
     como mueren los pájaros"
          
                       Fernán Silva Valdes

Poco se habla, poco se esucucha sobre la “Matanza de Salsipuedes”. Nada casual, había que borrarlo, era necesario olvidarlo.

Cómo se iba a dar a conocer aquella emboscada; donde el General Fructuoso Rivera diera la órden, apretando el gatillo en la cabeza de Sepe, junto a sus tropas, de exterminar a la nación Charrúa. Asesinando hombres mujeres y niños.

Pero no se habla, no se recuerda. Sin embargo la “memoria” de quienes si lo supieron escuchar, lo sufre, lo recuerda año a año. Fue hace cuatro años que escuché una docente decir, que nuestro pueblo no solo tiene desaparecidos de la dictadura sino que nuestros primeros desaparecidos fueron los Charrúas. Esa frase fue suficientemente movilizadora para comenzar un camino de aprendizaje, de concientización, de una búsqueda respetuosa hacia nuestras raíces.

Como docente de primaria intento acercar la historia desde ese lugar, dejando una chispa.

Este año junto a un grupo indigenista tuvimos la suerte de acampar a orillas del “Arroyo Salsipuedes” dentro del monte; ubicado en el departamento de Tacuarembó. Compartimos la historia alrededor de un fogón, recorrimos el lugar, nos bañamos en las aguas del arroyo, supimos disfrutar el encontrarnos y a su vez respetar ese lugar sagrado.

Estando allí fue más sencillo comprender los hechos, la estrategia del General Rivera, la manera de descartar los cuerpos. Es muy movilizante ver los “pasos” del arroyo por donde cruzaron las tropas, la espesura de ese monte rodeado de campo abierto donde era imposible que quienes pudieron escapar no fueran encontrados.


Además caminar por “El Potrero” lugar donde desensillaron los caballos aquél 11 de abril. Pararse frente a la laguna y contemplar los camalotes que florecen sobre los restos de aquellos pobladores.

Comprendemos que no siempre se puede vivir la historia desde el mismo escenario por razones obvias. Sin embargo, los medios de comunicación y el boca en boca nos permiten mantener viva la conciencia del Genocidio Charrúa.

                                                                                       Leticia Alcalá Rubí

2 comentarios:

  1. que bueno leto que compartas tu experiencia, estoy feliz d haber compartido esos momentos y mi experiencia contigo.
    Lo único que estaría bueno aclarar es que Sepe no muere en Salsipuedes, él es uno de los pocos que desconfían de la convocatoria de Rivera y no va a Salsipuedes.
    Besos.

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  2. Gracias!!!
    Lo tenemos que conversar, yo estaba convencida...
    Besotes

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